Roberto Oscar Pagni explicó que su vinculación con el Sr. Molina está relacionada con el servicio militar, ya que le tocó realizarlo en el año 1979 en la Base Aérea de Mar del Plata. Relató que junto a otros 7 conscriptos fue elegido para custodiar al Comodoro Cuello y que fue precisamente Molina quien los instruyó para esta tarea. Debían custodiar el domicilio de Cuello en La Rioja entre San Martín y Luro, así como la cochera en la que se guardaba el auto que lo trasladaba a la Base todos los días.
Así que aprendieron no sólo a usar armas, sino también a revisar autos y a estar preparados para cualquier tipo de enfrentamiento. Molina hablaba de “ataques guerrilleros en zonas urbanas”. Pagni recordó que a Molina le decían “el Sapo” y que generaba respeto y miedo. Su conducta era variable, a veces les daba confianza y otras, mucho miedo. También relató que una vez que cenaron con él y que tenía unas copas de más, les contó acerca del episodio en el que murió Tolosa y que dijo que todo había ocurrido porque “el boludo de Ceruti se asustó”. Ceruti era un capitán de la Aeronaútica. Molina dijo que siguió a los que habían matado a Tolosa a los tiros. Pagni recordó que sólo Molina y otro oficial entraban a lo que ellos llamaban “el bunker”, el lugar del radar y que luego conoció como “La Cueva”. Molina era alguien importante en la Base, dijo Pagni. Ante una pregunta de la fiscalía, Pagni recordó que Molina usaba un anillo grande y una pulsera de oro o de plata.
Alberto José Bolgeri relató que el viernes 8 de julio de 1977 invitó a Tomás Fresneda a cenar su taller ya que como todos los viernes haría un asado. Bolgeri y Fresneda eran amigos desde la infancia y fueron juntos a la escuela primaria y secundaria. Según el testigo eran como hermanos y compartieron todo hasta la desaparición de Tomás. Alrededor de las 19 de ese día, como era temprano y la comida no estaba lista, Bolgeri se fue hasta el estudio de Fresneda, en el domicilio donde vivía su madre. Cuando Bolgeri llegó sólo se encontraban la madre de Fresneda y Carlos Bozzi. Pasó el tiempo y Tomás no aparecía, a las 20.30 Bozzi le dice que tenía que irse. La casa estaba en un primer piso, por lo tanto tenían que bajar una escalera para llegar a la salida. Ya en el pasillo, Bolgeri vio que se abría la puerta y que entraban dos personas: uno lo agarra a Bozzi y el otro, con una pistola en la mano, a él. Bolgeri contó que había estado secuestrado durante una semana y que por lo tanto, no desconocía esta situación. Los llevaron al estudio y los separaron. Bolgeri no quería mirar porque atrás de ellos había otra persona joven con voz de mando, que fue él que lo interrogó. Rápidamente, Bolgeri simuló ser un cliente del estudio y empezó a protestar en contra de los abogados. Lo tiraron al suelo, le sacaron los documentos y empezaron a revisar las carpetas del estudio. Vieron que figuraba una causa en la cual estaba el nombre de Bolgeri por lo cual creyeron que efectivamente, era un cliente. No lo llevaron pero lo taparon con una campera y le preguntaron dónde tenía su auto. Bolgeri, aunque lo tenía estacionado abajo, les dijo que estaba en el taller. Se trataba de un Falcon.
El testigo recordó que el joven con voz de mando era delgado y alto, que a la madre de Fresneda la sacaron de la habitación y la hicieron sentar en un banco. Bolgeri relató que la señora no se encontraba bien de salud. El interrogatorio duró alrededor de 4 hs. A Bozzi lo habían llevado a otra habitación y Bolgeri no lo vió más. Preguntaban por Tomás Fresneda, apagaron las luces, arrancaron el teléfono y se quedaron a esperarlo.
Finalmente apareció Fresneda, quien abrió la puerta y pudo darse cuenta que lo estaban esperando. Al entrar le preguntaron si era Tomás Fresneda, a lo que respondió afirmativamente. Luego le preguntaron dónde estaba su mujer. En ese momento Fresneda, al mirar Bolgeri tirado en el piso, y sin reconocerlo porque estaba tapado dijo “está muerto”, por lo que le pegaron una patada para mostrar que estaba vivo. Fresneda dijo que su mujer estaba embarazada, que no había armas en la casa y que también estaban sus hijos. Bolgeri sentía los movimientos, pasos, y luego nada más. Se levantó, entró a la pieza y vió en la cama de dos plazas un bulto tapado con una manta: eran los hijos de Fresneda.
Bolgeri se fue corriendo al taller a hablar por teléfono y ahí le contaron que Tomás había estado esperándolo en el taller, pero como vio que el auto de su amigo estaba estacionado debajo del estudio y el teléfono no contestaba, fue hasta allá.
Bolgeri llamó a la madre de Bozzi para contarle lo sucedido, llamó a la familia de Tomás para que fueran a la casa a buscar a los chicos y a la madre. Luego se fue a su casa y con su mujer llamaron a un primo de ella, Isaach, quien les dijo que le relataran lo sucedido al juez Hooft que estaba de turno. El mismo Isaach llamó a Hooft para que los recibiera. Hooft los recibió en su casa y les indicó que al día siguiente, a las 7 de la mañana, se presentara en la Brigada de Investigaciones para hacer la denuncia. Bolgeri quería presentar un Habeas Corpus pero Hooft le dijo que era mejor que lo presentara la familia.
Al día siguiente se presentó en la Brigada con su esposa. Los recibió Hooft y los hizo atender rápidamente. Bolgeri relató el hecho e hicieron un identi-kit. Aclaró que estaba bien hecho y que uno de los hombres era “rubio medio colorado”. La persona que le tomó la declaración le preguntó acerca de quienes habían participado en el episodio, a lo que Bolgeri respondió que eran “los militares”. Como Bolgeri había hecho el servicio militar, dijo que se dio cuenta de la forma marcial de actuar y hasta el perfume de la crema de afeitar. La persona que le tomó la declaración le dijo: “estos Montoneros son capaces de cualquier cosa, se disfrazan hasta hacerse pasar por militares”.
Hooft no estaba presente en el momento de la declaración pero volvió y vió la declaración, el identi-kit, el libro de guardia y fue al fondo donde estaban los calabozos.
Bolgeri le dijo a la familia que iba a recorrer las comisarías y la madre de Bozzi dijo que iba a preguntar a los destacamentos militares para ver si estaban en alguna de esas dependencias.
Bolgeri recordó que luego de su desaparición, hubo mucha gente que al volverlo a ver no lo saludaba, que no se acercaban, por lo que con Hooft se sentía acompañado. Recorrieron algunas comisarías y como Hooft no tenía auto, Bolgeri lo llevaba en el suyo. Hooft le dió su teléfono particular para que lo llamara.
Al finalizar todas estas diligencias, fue a comer a lo de su suegro y a las 17.30 se fue para su casa. Al llegar una vecina le dijo que habían estado cinco tipos en un Torino blanco preguntando por su domicilio. Entonces Bolgeri buscó a su mujer y le dijo que tenían que irse. Pasados los años se enteró que en realidad esas cinco personas eran abogados, que preocupados por lo que había pasado, querían saber acerca de su paradero. También dijo que sólo después supo lo que fue “la noche de las corbatas”.
Bolgeri y su esposa fueron a la casa de su madre y en el recorrido iba mirando si lo seguían, pero no detectó nada. Al llegar no se comunicó con nadie más, excepto con la madre de Bozzi por un teléfono público, ya que sabía que la señora había ido a hablar con Barda. A los pocos días apareció muerto el Dr. Centeno, por lo que escondió el auto y se fue con su esposa a Miramar, a la casa de un amigo, donde estuvieron un mes. De tanto en tanto venía a Mar del Plata y llamaba desde un teléfono público a la familia. En uno de los viajes en colectivo, se enteró por la radio que Carlos Bozzi había sido liberado. Al mes regresó a Mar del Plata y se mudó de casa, después se fue a Rosario, donde estuvo dos años.
El fiscal Adler le preguntó por el identi-kit y Bolgeri dijo que las personas que habían participado del secuestro de Fresneda tenían entre 28-30 años, que eran jóvenes, que uno era rubio tirando a pelirrojo, de pelo corto, rasgos duros y musculoso. El otro era más moreno, más joven, casi de la misma altura que el otro. Tenía los pantalones bastante anchos pero no recuerda el color de la ropa. Dijo que los rasgos físicos de la segunda persona son difíciles de recordar porque lo vio menos tiempo. Que el que lo interrogaba era flaco, alto y de voz firme. El moreno se parecía a un personaje de la serie de Starsky y Hutch. El fiscal Adler le preguntó si esa persona podría parecerse a otro actor del cine o televisión, pero Bolgeri dijo que no puede asegurarlo.
Alberto José Bolgeri relató que el viernes 8 de julio de 1977 invitó a Tomás Fresneda a cenar su taller ya que como todos los viernes haría un asado. Bolgeri y Fresneda eran amigos desde la infancia y fueron juntos a la escuela primaria y secundaria. Según el testigo eran como hermanos y compartieron todo hasta la desaparición de Tomás. Alrededor de las 19 de ese día, como era temprano y la comida no estaba lista, Bolgeri se fue hasta el estudio de Fresneda, en el domicilio donde vivía su madre. Cuando Bolgeri llegó sólo se encontraban la madre de Fresneda y Carlos Bozzi. Pasó el tiempo y Tomás no aparecía, a las 20.30 Bozzi le dice que tenía que irse. La casa estaba en un primer piso, por lo tanto tenían que bajar una escalera para llegar a la salida. Ya en el pasillo, Bolgeri vio que se abría la puerta y que entraban dos personas: uno lo agarra a Bozzi y el otro, con una pistola en la mano, a él. Bolgeri contó que había estado secuestrado durante una semana y que por lo tanto, no desconocía esta situación. Los llevaron al estudio y los separaron. Bolgeri no quería mirar porque atrás de ellos había otra persona joven con voz de mando, que fue él que lo interrogó. Rápidamente, Bolgeri simuló ser un cliente del estudio y empezó a protestar en contra de los abogados. Lo tiraron al suelo, le sacaron los documentos y empezaron a revisar las carpetas del estudio. Vieron que figuraba una causa en la cual estaba el nombre de Bolgeri por lo cual creyeron que efectivamente, era un cliente. No lo llevaron pero lo taparon con una campera y le preguntaron dónde tenía su auto. Bolgeri, aunque lo tenía estacionado abajo, les dijo que estaba en el taller. Se trataba de un Falcon.
El testigo recordó que el joven con voz de mando era delgado y alto, que a la madre de Fresneda la sacaron de la habitación y la hicieron sentar en un banco. Bolgeri relató que la señora no se encontraba bien de salud. El interrogatorio duró alrededor de 4 hs. A Bozzi lo habían llevado a otra habitación y Bolgeri no lo vió más. Preguntaban por Tomás Fresneda, apagaron las luces, arrancaron el teléfono y se quedaron a esperarlo.
Finalmente apareció Fresneda, quien abrió la puerta y pudo darse cuenta que lo estaban esperando. Al entrar le preguntaron si era Tomás Fresneda, a lo que respondió afirmativamente. Luego le preguntaron dónde estaba su mujer. En ese momento Fresneda, al mirar Bolgeri tirado en el piso, y sin reconocerlo porque estaba tapado dijo “está muerto”, por lo que le pegaron una patada para mostrar que estaba vivo. Fresneda dijo que su mujer estaba embarazada, que no había armas en la casa y que también estaban sus hijos. Bolgeri sentía los movimientos, pasos, y luego nada más. Se levantó, entró a la pieza y vió en la cama de dos plazas un bulto tapado con una manta: eran los hijos de Fresneda.
Bolgeri se fue corriendo al taller a hablar por teléfono y ahí le contaron que Tomás había estado esperándolo en el taller, pero como vio que el auto de su amigo estaba estacionado debajo del estudio y el teléfono no contestaba, fue hasta allá.
Bolgeri llamó a la madre de Bozzi para contarle lo sucedido, llamó a la familia de Tomás para que fueran a la casa a buscar a los chicos y a la madre. Luego se fue a su casa y con su mujer llamaron a un primo de ella, Isaach, quien les dijo que le relataran lo sucedido al juez Hooft que estaba de turno. El mismo Isaach llamó a Hooft para que los recibiera. Hooft los recibió en su casa y les indicó que al día siguiente, a las 7 de la mañana, se presentara en la Brigada de Investigaciones para hacer la denuncia. Bolgeri quería presentar un Habeas Corpus pero Hooft le dijo que era mejor que lo presentara la familia.
Al día siguiente se presentó en la Brigada con su esposa. Los recibió Hooft y los hizo atender rápidamente. Bolgeri relató el hecho e hicieron un identi-kit. Aclaró que estaba bien hecho y que uno de los hombres era “rubio medio colorado”. La persona que le tomó la declaración le preguntó acerca de quienes habían participado en el episodio, a lo que Bolgeri respondió que eran “los militares”. Como Bolgeri había hecho el servicio militar, dijo que se dio cuenta de la forma marcial de actuar y hasta el perfume de la crema de afeitar. La persona que le tomó la declaración le dijo: “estos Montoneros son capaces de cualquier cosa, se disfrazan hasta hacerse pasar por militares”.
Hooft no estaba presente en el momento de la declaración pero volvió y vió la declaración, el identi-kit, el libro de guardia y fue al fondo donde estaban los calabozos.
Bolgeri le dijo a la familia que iba a recorrer las comisarías y la madre de Bozzi dijo que iba a preguntar a los destacamentos militares para ver si estaban en alguna de esas dependencias.
Bolgeri recordó que luego de su desaparición, hubo mucha gente que al volverlo a ver no lo saludaba, que no se acercaban, por lo que con Hooft se sentía acompañado. Recorrieron algunas comisarías y como Hooft no tenía auto, Bolgeri lo llevaba en el suyo. Hooft le dió su teléfono particular para que lo llamara.
Al finalizar todas estas diligencias, fue a comer a lo de su suegro y a las 17.30 se fue para su casa. Al llegar una vecina le dijo que habían estado cinco tipos en un Torino blanco preguntando por su domicilio. Entonces Bolgeri buscó a su mujer y le dijo que tenían que irse. Pasados los años se enteró que en realidad esas cinco personas eran abogados, que preocupados por lo que había pasado, querían saber acerca de su paradero. También dijo que sólo después supo lo que fue “la noche de las corbatas”.
Bolgeri y su esposa fueron a la casa de su madre y en el recorrido iba mirando si lo seguían, pero no detectó nada. Al llegar no se comunicó con nadie más, excepto con la madre de Bozzi por un teléfono público, ya que sabía que la señora había ido a hablar con Barda. A los pocos días apareció muerto el Dr. Centeno, por lo que escondió el auto y se fue con su esposa a Miramar, a la casa de un amigo, donde estuvieron un mes. De tanto en tanto venía a Mar del Plata y llamaba desde un teléfono público a la familia. En uno de los viajes en colectivo, se enteró por la radio que Carlos Bozzi había sido liberado. Al mes regresó a Mar del Plata y se mudó de casa, después se fue a Rosario, donde estuvo dos años.
El fiscal Adler le preguntó por el identi-kit y Bolgeri dijo que las personas que habían participado del secuestro de Fresneda tenían entre 28-30 años, que eran jóvenes, que uno era rubio tirando a pelirrojo, de pelo corto, rasgos duros y musculoso. El otro era más moreno, más joven, casi de la misma altura que el otro. Tenía los pantalones bastante anchos pero no recuerda el color de la ropa. Dijo que los rasgos físicos de la segunda persona son difíciles de recordar porque lo vio menos tiempo. Que el que lo interrogaba era flaco, alto y de voz firme. El moreno se parecía a un personaje de la serie de Starsky y Hutch. El fiscal Adler le preguntó si esa persona podría parecerse a otro actor del cine o televisión, pero Bolgeri dijo que no puede asegurarlo.
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