jueves, 27 de mayo de 2010

RESUMEN AUDIENCIAS. 14-05-10

JUICIO CONTRA EL REPRESOR GREGORIO MOLINA

TESTIMONIO JULIO CESAR D´AURO

Peregrinación por los centros clandestinos de detención y tortura
Julio César D´Auro, militante de la Juventud Peronista y luego del Peronismo Auténtico, narró que fue secuestrado el 19 de julio de 1976 en Independencia y Larrea, cuando iba a buscar a su esposa. Había dejado el auto en doble fila y al volver, una persona joven lo encañonó, le pidió las llaves del auto y lo subieron junto a alguien más en la parte de atrás del vehículo.
D´Auro logró escaparse, pero había una tercera persona armada que lo acorraló. Entonces se tomó de las rejas de una mueblería mientras gritaba que lo estaban secuestrando. Ante eso se detuvo un chofer de “La Marplatense” que lo reconoció y que al bajarse del colectivo, también fue detenido. Apareció entonces un señor joven, de sobretodo azul oscuro, pelo largo, de treinta y pico de años, D´Auro fue encapuchado y lo metieron en un auto. Posteriormente comprobó que el joven al mando de su secuestro era Fernando Cativa Tolosa, quien estaría a cargo del funcionamiento de la CUEVA.
Se dio cuenta que fue trasladado al Departamento de Bomberos. Allí escuchó a un grupo de personas que gritaban de dolor. De ahí lo llevaron a otro lugar, y percibió que subían a la ruta 2, que se desviaban en una calle y que se metían en garaje bastante estrecho. Lo bajaron. Pasó por una cocina, y un pasillo, y finalmente lo llevaron a una habitación donde le aplicaron picana eléctrica. Le preguntaron por “el Cabezón” y “el Pájaro”. En ese lugar estuvo tres o cuatro días sin alimento y sin comunicación. No puede precisar el lugar, aunque supone que pudo ser un chalet o una casa cerca de la ruta 2 que 1975 utilizaban fuerzas parapoliciales para secuestrar militantes políticos (esa casa está demolida).
Luego fue trasladado a la Comisaría 4ª, hasta que una noche lo van a buscar y lo meten en el baúl de un auto viejo, cuya tapa estaba atada con alambre, de manera que en cada pozo, podía ver por donde lo llevaban, ya que su capucha era de una tela muy liviana y se la podía subir. Reconoció la ruta 2 y pudo ver que doblaban a la derecha, deteniendo el auto ante una barrera con dos soldados. Tuvo entonces la convicción de estar en la Base Aérea.
Allí lo condujeron escaleras abajo a los empujones, y al caer fue golpeado con armas y palos por una doble fila de personas que lo esperaban. Lo picanearon nuevamente preguntándole por una situación que una sola persona conocía: él había salido de garante, por pedido de un amigo, a un militante que los militares estaban buscando. La persona que conocía esta situación había estado detenida en la cuarta y había recuperado su libertad, a pesar de que se le habían encontrado armas en su domicilio.

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