JUICIO CONTRA EL REPRESOR GREGORIO MOLINA
TESTIMONIO JULIO CESAR D´AURO
Voces de los torturadoresD´Auro recordó que en la CUEVA había un espacio grande con aproximadamente 10 personas, encapuchadas, inmóviles, maniatadas adelante y sentadas contra la pared. Había mujeres y hombres. En ese lugar sacaban gente para torturar y al rato se escuchaban los gritos.
D´Auro relató que “algunos volvían, otros no”. Recordó especialmente una noche en la que se sucedieron gritos desgarradores cada quince minutos durante interminables horas.
A él lo interrogaron con picana eléctrica unas 3 ó 4 personas el primer y segundo día de su secuestro en ese lugar. La persona al mando indicaba cuanta corriente pasarle y pudo reconocer que era la misma que había dirigido el operativo de su secuestro. Pudo reconocer su voz fácilmente durante la tortura, era la de Cativa Tolosa. También se le grabó una voz muy particular de otra persona, que era quien manejaba la picana. Pasados los años, durante el Juicio por la Verdad, la identificó como la voz de Gregorio Molina, el imputado en esta causa.
De ahí volvió a la Comisaría 4ª y lo ubicaron en un pabellón con cinco o seis compañeros. En el pabellón lindero se encontraban mujeres. Allí tomó contacto con María Inés Martínez Tecco; Dolores (Lola, La Chaqueña); Jorge Porthe; Jaime Starita (desaparecido); Amilcar González (ya fallecido); Eduardo Martínez Delfino (desaparecido); gente de Necochea y un muchacho de la Juventud Comunista del quien no recuerda el apellido.
Su esposa supo que estaba vivo gracias a un suboficial, quien se quedó con los anillos de casamiento en la diligencia.
El 9 de octubre, a raíz de la muerte de Cativa Tolosa, las condiciones del secuestro empeoraron. Esa tarde, una patota sacó de los calabozos y de los pelos a Margarita Ferré; Jorge Porthe; Martínez Tecco; al propio D´Auro y a otra persona que no pudo recordar.
Lo volvieron a llevar a LA CUEVA y en el traslado sufrió amenazas de fusilamiento. Allí lo interrogó nuevamente la persona cuya voz reconoció como la de Gregorio Molina. D´Auro recordó que este se quejaba con otro guardia, por el “quilombo que les había dejado Cativa.
En esa oportunidad las preguntas que le hicieron fueron banales y luego lo subieron en un auto junto a otro secuestrado para ser llevado nuevamente a la comisaría 4ª. Pasados 4 ó 5 días, varios de los prisioneros fueron puestos a disposición del PEN y trasladados a Sierra Chica. D´Auro permaneció allí detenido por más de 1 año.
0 comentarios:
Publicar un comentario