JUICIO CONTRA EL REPRESOR GREGORIO RAFAEL MOLINA
GARAMENDI: Convivencia entre las distintas fuerzas
Luego de un cuarto intermedio se presentó ante el tribunal el Dr. Garamendi, quien viajó desde Necochea para esta audiencia. Garamendi relató como fue secuestrado el 26 marzo de 1976 en esa ciudad y que previamente a pasar por una dependencia policial de la zona fue llevado a la Comisaría 4ta de Mar del Plata, su traslado fue esposado y según su testimonio, el ejército participó de ese operativo. Una vez en la comisaría 4ta reconoció a otros de sus compañeros, como a Basabe y De Francisco.
Garamendi quedó alojado en la comisaría hasta que fue trasladado a la Cueva para ser interrogado bajo tortura. Según recuerda le preguntaban por compañeros de Necochea y otros militantes que él conocía. Terminada la tortura, fue nuevamente trasladado a la comisaría 4ta donde pudo ver a Amilcar González, Serra, Del Prado, Martínez Teco, Rafaghelli y otros compañeros que conocía. En esta misma dependencia policial fue interrogado por el Servicio de Inteligencia del Ejército, lo que habla de una coordinación y convivencia entre las distintas fuerzas en función de la represión ilegal.
RODRIGUEZ LLAMES: Recordó sospechosos vuelos a las 3 de la mañana que volvían vacíos
En esta misma audiencia dio su testimonio Rodríguez Llames quien cumplió con la conscripción en el año 1976 en la Base Aérea donde funcionaba “La Cueva”, como Centro Clandestino de Detención.
Llames contó cómo a la zona de La Cueva no podía entrar ningún conscripto, pero que era un lugar visitado por los sub oficiales que tenían acceso a la misma. Recuerda que por ese entonces entre los conscriptos había el fuerte rumor y casi la certeza de que ahí había gente detenida. También relató cómo en el puesto de salida de la Base había una lista con nombres de personas a las que había que ir a secuestrar.
Sobre Molina recordó que era un hombre excesivamente militarizado, con muchas armas y hasta granadas de mano colgando. Según dijo, por ese entonces los conscriptos decían “Si Molina se tropieza, explota”. Como dato más importante dijo recordar sospechosos vuelos a las 3 de la mañana en aviones chicos a hélice con escudos de la Marina, en los cuales subían gente que parecía estar atada y luego recordó ver llegar el avión vacío, sólo con la tripulación.
Luego de un cuarto intermedio se presentó ante el tribunal el Dr. Garamendi, quien viajó desde Necochea para esta audiencia. Garamendi relató como fue secuestrado el 26 marzo de 1976 en esa ciudad y que previamente a pasar por una dependencia policial de la zona fue llevado a la Comisaría 4ta de Mar del Plata, su traslado fue esposado y según su testimonio, el ejército participó de ese operativo. Una vez en la comisaría 4ta reconoció a otros de sus compañeros, como a Basabe y De Francisco.
Garamendi quedó alojado en la comisaría hasta que fue trasladado a la Cueva para ser interrogado bajo tortura. Según recuerda le preguntaban por compañeros de Necochea y otros militantes que él conocía. Terminada la tortura, fue nuevamente trasladado a la comisaría 4ta donde pudo ver a Amilcar González, Serra, Del Prado, Martínez Teco, Rafaghelli y otros compañeros que conocía. En esta misma dependencia policial fue interrogado por el Servicio de Inteligencia del Ejército, lo que habla de una coordinación y convivencia entre las distintas fuerzas en función de la represión ilegal.
RODRIGUEZ LLAMES: Recordó sospechosos vuelos a las 3 de la mañana que volvían vacíos
En esta misma audiencia dio su testimonio Rodríguez Llames quien cumplió con la conscripción en el año 1976 en la Base Aérea donde funcionaba “La Cueva”, como Centro Clandestino de Detención.
Llames contó cómo a la zona de La Cueva no podía entrar ningún conscripto, pero que era un lugar visitado por los sub oficiales que tenían acceso a la misma. Recuerda que por ese entonces entre los conscriptos había el fuerte rumor y casi la certeza de que ahí había gente detenida. También relató cómo en el puesto de salida de la Base había una lista con nombres de personas a las que había que ir a secuestrar.
Sobre Molina recordó que era un hombre excesivamente militarizado, con muchas armas y hasta granadas de mano colgando. Según dijo, por ese entonces los conscriptos decían “Si Molina se tropieza, explota”. Como dato más importante dijo recordar sospechosos vuelos a las 3 de la mañana en aviones chicos a hélice con escudos de la Marina, en los cuales subían gente que parecía estar atada y luego recordó ver llegar el avión vacío, sólo con la tripulación.
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